domingo, 16 de diciembre de 2018

Amenaza 27 - Hippo Talleres 51

Después de ver la foto de la impresionante convocatoria de la semana, a Pablo (el Bueno) le entró la envidia y decidió sumarse a la fiesta. Eso sí, una fiesta más privada, porque sólo Marco, Nando y JB estaban para recibirlo en el pabellón. Vemos que la cosa pinta negra, y de negro nos ponemos para irnos entonando. Tenemos cuatro patas para el banco, pero el reglamento es implacable y hacen falta cinco. La quinta pata se hace de rogar. Camilo comunica que está a unos veinte minutos del pabellón y que llegará en diez.

Gente huyendo porque viene Pablo
Y así es, justo sobre la prolongación reglamentaria para el comienzo del partido. Aquí agradecemos al rival su compresión y su disposición para jugar. Nos lleva poco tiempo decidir el quinteto titular y saltamos a la cancha. Las premisas tampoco son muy complejas: jugar con calma y ojo a las faltas. Pero la dosificación no funciona cuando tienes enfrente a un equipo con muchos cambios y mucha velocidad: en los primeros compases sus dos hombres más rápidos nos hacen mucho daño con penetraciones y contragolpes.

En estático, sin embargo, nos defendemos bastante bien, contenemos con paciencia a sus hombres grandes y cerramos los cortes cuando podemos. En ataque, su defensa individual hace que nos cueste buscar las líneas de pase, y más según avanza el partido, así que tiramos más por acciones individuales que no salen todo lo bien que podrían, pero vamos consiguiendo faltas y se ponen en bonus. Intentamos sacar rédito de la situación y llegamos al descanso con un 13-24, 7 puntos de tiro libre. Podría haber sido peor.

En la reanudación, intentamos echar el resto. No llevamos demasiadas faltas, así que parece que vamos a acabar los cinco el partido y apretamos un poco más la defensa. Calmamos un poco más los ataques, buscamos los bloqueos, entra algún triple ... y nos ponemos a 8. Hay partido.

Pero la lógica se impone. Lo que tiene echar el resto es que no te queda nada más que dar, y en cuanto encadenaron tres o cuatro acciones seguidas nos vinimos abajo, con malas selecciones de tiro, pases poco claros y penetraciones muy complicadas. Lo que suele pasar cuando el aire ya va justito. En los minutos finales intentamos frenar la sangría pero ya iba muy justa la gasolina y básicamente nos pasaron por encima.

Severo correctivo donde los haya. Eso sí, dando la cara hasta el último momento. Ahora a intentar agrupar a las huestes para la próxima batalla.

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