martes, 25 de abril de 2017

Amenaza 51 - Ralarsa 36

Y así es la liga de Amenaza este año: una jornada estás peleando por la victoria que te puede dar el subcampeonato y a la siguiente jornada estás peleando otra vez, pero para evitar la derrota que te puede poner al borde del descenso. Y viendo los resultados, vaya lío el que se iba a montar si llegamos a perder.

Ángel y Marco, dispuestos a jugar
Y así nos plantamos en Teis (todo un lujo después de tanto Balaídos), un caluroso sábado a las 15:30, masticando el último bocado de la comida pero dispuestos a dar guerra. Xan, Caki, Marco, Camilo, Ángel, Pablo, Pabletovic, Rubén y el menda lerenda. Convocatoria espectacular, pero con algún problema de uniformidad: Marco no se viste de corto y Ángel pretende jugar en chancletas, hasta que Pablo le presta unos tenis de andar por casa.

Aunque la verdadera bomba de la convocatoria apareció después: ¡la afición de Amenaza se persona en la grada de Teis armada de pancartas y trompetas! Eso sí que es un lujazo. ¡Qué maravilla sentir esos aplausos, dándote el empujón que te falta para llegar al balón! ¡Muchas gracias, chicas!

Aunque también he de reconocer que en ese momento sentí la presión añadida. No podíamos decepcionarlas. Había que salir a darlo todo.

Y así salimos, presionados. Pero en el diccionario de Camilo, "presión" se escribe con "c" de "canasta", y nada más salir abrió el melón del aro con cuatro puntos que nos pusieron por delante en el marcador. Y marcada la senda, ya no la abandonamos. Un par de buenos tiros obligan a abrir un poco la defensa, con Rubén dominando el rebote, y nos despegamos un poco en el electrónico. Camilo hace cuádruples (dobles dobles) en un par de galopadas, lo cual lo apaga un poco, y Ángel va un poco lastrado por sus zapatillas de paseo, pero seguimos por delante con cierta holgura.

En defensa la parte interior está bastante controlada, vigilando el rebote, con la intimidación de Rubén y un par de tapones antológicos de Pablo, de esos que los entrenadores te dicen que son una pérdida más, pero que realmente te minan la moral.

La parte exterior se complica un poco. Nos cuesta llegar a sus tiros y con un par de triples se nos acercan en el marcador. Cierran la defensa y no somos capaces de meter balones dentro. Llegamos al descanso con un 18-24 que no da demasiada tranquilidad.

El inicio de la segunda parte no es ninguna maravilla: movemos el balón por fuera como aspersores, pero a la hora de buscar a Rubén nos encontramos un bosque de brazos que nos hace desistir. Ante la falta generalizada de ideas, a Pabletovic se le ocurre una: cascarse tres triplazos limpios. Así cualquiera. Volvemos a abrir brecha, pero ellos no bajan los brazos y siguen bregando.

Pableto, en un lance del juego
El partido no baja un ápice la intensidad, y en medio de la refriega, nuestro alero-raza-blanca-tirador suelta un exabrupto tan cerca del árbito que no le queda más remedio que pitarle la descalificante. Uno menos en la cancha, uno más para la grada.

Momentos de cierto nerviosismo en el campo, pero Rubén pone un poco de calma y nos recuerda que somos los que vamos ganando. Caqui y Xan toman la batuta y calman un poco el partido, Pablo sigue con su doble T (Triple-Tapón) y la diferencia se mantiene.



Rubén, a aro pasado
Yo intento hacer de Pabletovic. Realmente es bastante fácil casi todo, sólo me falta la parte en que entran limpias. Menos mal que estaba allí Rubén para otro rebote y canasta. No sé cuantos cogió, pero fueron muchos, teniendo en cuenta que era la única forma que tenía de tocar balón. Creo que solo conseguimos meterle dos pases
dentro en toda la segunda parte. Menos mal que se desquitó con un mate aro pasado de esos que te ponen de pie de un salto. No llegó a hacerlo realmente, pero la intención se vio desde muy lejos.

El tiempo se agota, las prisas empiezan a pesarles y acabamos con un intercambio de canastas que nos lleva al resultado final. Muebles salvados. Victoria dedicada a nuestra increíble afición, que nos llevó en volandas por la cancha. Y a por una cervecita, que el sol de la tarde pide terraza.

Aprovecho la entrada para mandar a Rober un abrazo muy fuerte de parte de todo el equipo de Amenaza. ¡Ánimo!

lunes, 10 de abril de 2017

Basket Hound 58 - Amenaza 42

Si esta crónica fuese una salsa, seguro que sería agridulce. Pero de las agridulces de Top Chef: con muchos matices diversos.

En la parte agria, así para empezar, está el resultado: 16 puntos de diferencia, que dan una idea de como fue el partido. Además, tercera derrota de la temporada contra Basket Hound, que sin duda nos tiene tomada la medida. Aún escocía el partido de la segunda vuelta, en el que nos remontaron 17 puntos. Teníamos ganas de revancha y nos quedaremos con ella hasta el año que viene. Por si fuera poco, estaba en juego un billete en el tren del subcampeonato, que ahora se pone muy muy cuesta arriba. Y ya para rematarla, aumenta la lista de espera en la enfermería.

¡Menos mal que era agridulce! ¿La parte dulce donde está? Pues está en que remontamos cuatro puntos desde el miércoles. Por la tarde ni siquiera teníamos a cinco jugadores que presentar. En ese momento, estábamos 20-0. Y no faltó mucho para hacer la llamada de rigor. Pero Amenaza no se da por vencido así como así. Hay que jugar. El rival se merece, por lo menos, que aparezcamos. Jacobo hizo malabares con el tiempo para estar medio partido, Ángel hizo de Adán y demostró que no hacen falta todas las costillas para poder jugar, Nando decidió que ni un día duro ni un aductor en la cuerda floja lo iban a detener, Coki consiguió su pase pernocta, Pablo comprendió que el apodo de "el Bueno" no se gana desde casa, Marco tuvo claro que tanto entrenar no vale para nada si no estás en el campo y yo ... bueno, realmente no tengo muy claro como aparecí allí. Pasar un buen rato con este equipo, aunque vengan mal dadas, para mí ya tiene la parte dulce.

Amenaza, camino al partido
Pero vamos al lío: Coki me vino a buscar y aparcamos a menos cinco. Pablo y Ángel se nos unen de camino. Eso significa que hay tres fantasmas en la pista. Apuramos el paso. Cuando llegamos, los chicos de UVigo están dando saltos en piña. Han ganado a Amfiv y ya son campeones. Queda un minuto y estoy sin cambiar, así que les doy la enhorabuena a toda prisa. ¡Enhorabuena otra vez, chicos! De camino al vestuario, saludo a un Hound. Riendo me dice: "¡A 17 segundos y aparece medio equipo!". "¡No somos un equipo, somos una banda!", replico. Nos reímos los dos. La verdad es que da gusto jugar con Basket Hound.

Siete fantasmas y ocho sabuesos. Tienen bastante más altura, pero podría ser peor. Se ve que es mala fecha para todos. Hay partido. Hemos venido aquí a plantar cara.

Empieza el lance y la premisa es clara: estamos sin pívots y sin muchas referencias anotadoras, así que toca defender con anticipación y aportar todos en ataque. Y no empezamos nada mal, con Coki y Ángel tirando de casta y dejándose la piel en la pista. Pero su juego interior nos hace daño. Quiero pensar que no defendimos mal, y que en ningún momento se lo pusimos fácil, pero aún así la diferencia de altura hacía mella. Y el celo en la defensa interior hacía que dejásemos tiros relativamente cómodos. Si añadimos eso a que no estábamos demasiado acertados con nuestro tiro, el resultado es que se nos empezaron a ir en el marcador. Poco a poco, pero de forma constante.

Y llegó el momento en el que Nando no pudo más. Estaba en el campo, aguantando como un jabato, sin quejarse, pero llegó un punto en que su aductor no lo dejó seguir. Como aquel anuncio de Nike, tenía cara de dolor: de dolor por no poder seguir. Muy grande Nando.


Seguimos adelante. Marco, en una penetración, sale rebotado y se lastima la rodilla. Sigue en el campo, pero tocado y con cuatro faltas. Llegamos al descanso unos diez puntos abajo. Jacobo tiene que irse, y nos quedamos cinco. Al salir en la segunda parte, la premisa cambia un poco: vamos a divertirnos. Teníamos que haber jugado con Marco de palomero.

Y vaya si nos divertimos. La diferencia crecía, pero nunca dejamos de correr. Jugadas de pura casta más que acierto real, pero fuimos haciendo nuestro partido. Con cinco en pista, los tiempos muertos servían para tomar un poco de aire más que para ajustar estrategia. Llegamos a perder de 22, creo, pero no llegamos a bajar los brazos. Cuando faltaban tres minutos, grité que no podíamos perder de más de 20. No, a eso no habíamos venido. Y dimos el último arreón, que acompañado de un poco de relax de Basket Hound nos llevó al resultado final. No sé muy bien qué pensaron cuando bajé a defender un saque de fondo a un minuto del final con 18 abajo. Supongo que de Amenaza ya pocas cosas sorprenden.

Aunque por la falta de efectivos y la mala suerte no fue el partido que todos esperábamos, no voy a decir que estuvo mal. El marcador es bastante claro, pero después de las circunstancias no me fui con la sensación de derrotado. Dimos todo lo que teníamos y lo pasamos bien. Y eso, señores, es el baloncesto



lunes, 3 de abril de 2017

Amenaza 50 - Amfiv II 28

El banquillo de Amenaza
Está claro que este fue el fin de semana de las aglomeraciones: 5.000 corredores en la Vig-Bay, decenas de miles de personas en la Reconquista y ¡nueve jugadores en un partido de Amenaza! Ni los más viejos del lugar recordaban una xuntanza semejante. Había correcaminos, big-boys, organizadores de defensas, tiradores frustrados, chicos para todo, magos del balón ... un elenco digno de ver. Hasta merece la pena nombrarlos: Caki, Marco, Camilo, Pablo, Coki, Nando, Javi, Rubén y yo. Y es que casi se acaba antes nombrando a los ausentes.

Hizo falta un rato para ponerse a calentar, porque había gente que llevaba tiempo sin verse y ya no se reconocían, pero pronto empezamos a carburar. Del otro lado de la pista, también una nutrida representación de Amfiv (ocho o nueve, no recuerdo bien).

Amenaza al contraataque
El jueves ya dijimos que íbamos a correr. La consigna de inicio, para variar un poco, fue clara: a darlo todo, que hoy hay cambios. Y funcionó. Una defensa sólida con la intimidación de nuestros fornidos pívots nos permitió hacer contraataques que llevaban tiempo sin verse (¡hasta de algún pívot!). En estático, una buena circulación de balón nos permitió balones dentro, cortes y tiros liberados. Creo recordar que en los primeros diez minutos estábamos ya cerca de los veinte puntos.

Amfiv se había quedado en cuatro. Uno de esos días en que se encoge el aro. Vale que no les dejamos tiros cómodos, pero sería injusto no reconocer que tuvieron mala suerte de inicio. De hecho, a partir de la mitad de la primera parte, la cosa se normalizó un poco y empezó el intercambio de canastas. Las diferencias se mantuvieron así hasta el descanso.

Amenaza, comenzando la segunda parte
En la segunda parte empezamos fríos, muy fríos. Amfiv salió apretando los puños y las piernas en defensa, y eso provocó que perdiésemos balones en ataque y que no estuviésemos nada cómodos en la pista. También se movieron mejor en ataque, con una defensa nuestra un poco estática. Puede que metiésemos más puntos en los primeros diez minutos que en los veinte siguientes. Remontaron hasta ponerse a doce (creo recordar).

Un par de gritos en el banquillo, un par de cambios para poner carne fresca en el asador, y volvimos por nuestros fueros. Tal vez no como en el inicio, pero suficiente para recuperar la intensidad y aumentar la ventaja en el marcador. La intensidad no bajó por parte de ningún equipo hasta los últimos treinta segundos. En mi opinión, un ejemplo de lo que debería de ser un partido: jugar, sudar, disfrutar y todos tan amigos.

Resumiendo, un lujazo jugar con este equipo en todo momento, pero más aún cuando puedes dejarte la piel en la cancha, porque sabes que si te falta el resuello hay otro fantasma en el banquillo esperando con el cuchillo entre los dientes.