viernes, 26 de octubre de 2018

Amenaza 45 - Marrajos 52

Y llegó la temida vuelta al cole. O ansiada, según se mire. Un poco más y empezamos a jugar con el anuncio de El Almendro. Eso sí, luego vendrán las jornadas alocadas en medio de los puentes y las vacaciones. En fin, vamos a lo que vamos.

Partido en Bembrive. Tengo que reconocer que me gusta el pabellón, pero tiene un par de detalles un poco extraños. Primero, que han cambiado los banquillos de sitio y nos alejan de las masas enfervorecidas que suelen venir a nuestros partidos. Eso, y que al estar debajo de los marcadores no hay forma de ver el resultado sin levantarte. La segunda son los vestuarios: siete duchas y un banco de poco más de dos metros. Sin contar las bolsas, menos de 40 cm por cintura. Ni que fuésemos bailarinas de ballet.

Cambiándonos en el banco del vestuario

El rival, más que conocido. Prácticament las mismas caras en ambos lados, así que ya teníamos todos bastante claro por donde iban a ir los tiros. Y los tiros fueron bastante desacertados, como corresponde a un primer partido de temporada. Convocatoria ajustada, pero solvente: Ángel, Pablo, Simón, Nando, Marco, Óscar y yo. A mediados de la primera parte le entra la envidia a Kaki y hace acto de presencia.

A falta de base puro, tiramos de ese jugador que tenemos capaz de jugar en todas las posiciones, es decir, subida de balón colaborativa con Pablo de referente. Jugamos un poquito a ralentí, sin alardes, con bastantes tiros fallados. Sólo Óscar matenía el tipo y nos llevaba en volandas al inicio. Menos mal que del otro lado tampoco andaban demasiado finos. Prueba de ello fue el pírrico 19-18 al descanso: uno arriba por aquello del rollo psicológico, pero como si hubiese que empezar de cero.

Ya con Kaki a los mandos, la segunda parte fue otra historia: empiezan a entrar los tiros, con triples incluidos y conseguimos hilar alguna jugada con más de dos pases. Esto marcha. Los Marrajos también empiezan a afinar, con sus típicos contraataques y bastantes jugadas de canasta y adicional. Podemos decir que va lo comido por lo servido, pero tenemos mejores sensaciones y nos ponemos por delante. Tampoco mucho, eso sí, cuatro o cinco puntos, pero tal y como iban las cosas era buena noticia.

En ese momento cambian su defensa a individual y se nos acaban las pilas. El juego de corte y bloqueo no nos sale y nos somos capaces de buscar las ventajas individuales. El juego se acelera y hay faltas de ambos lados, pero mientras nosotros fallamos los tiros libres, ellos siguen con rachas de 2+1 y hasta un 3+1. A falta de 3 minutos aún íbamos uno arriba, pero un par de pérdidas hicieron que acabásemos por debajo y jugando a la desesperada, con lo que nos cayeron un par contraataque más que nos llevaron al resultado final.

Habrá que ir afinando sensaciones, recuperando efectivos y ampliando pulmones, pero aún queda guerra.