domingo, 19 de marzo de 2017

Amenaza 51 - Neo Geo 45

  • Otro: ¿qué vas a hacer esta tarde?
  • Yo: tengo partido con Amenaza
  • Otro: ¿con quién jugáis?
  • Yo: con Neo Geo, último partido de la segunda vuelta
  • Otro: ¿pero no empezasteis ayer la tercera?
  • Yo: sí, bueno, es una jornada doble
  • Otro: ¿el día del padre?
  • Yo: sí, bueno, cuadró así
  • Otro: pero el finde pasado sólo jugasteis uno ...
  • Yo: ¡calla coño! Esto es Vigo en Xogo. Si quieres jugar juegas y si no, pues a tu casa
  • Otro: vale, no te pongas así, ¿quienes vais?
  • Yo: pues imagino que Marco, Xan, Javi, Pableto, Coki y yo. Aunque puede que al final aparezca Caki y se vaya en el descanso, y que Rubén llegue a mediados de la primera parte, y que Ángel llegue en el descanso, y que Pablo se pase a darnos ánimos.
  • Otro: pues vaya ...
  • Yo: ¡esto es Amenaza! Si quieres te recuentas y si no ... pues no.



Y con este panorama nos plantamos en Navia. Vaya lujazo de pabellón. Nuevecito, moderno, parquet con amortiguación, vestuarios amplios. Como único pero, lo de las duchas a media luz: aunque se agradece el ambiente íntimo, recoger el gel provoca cierta intranquilidad.

Mención aparte para nuestra afición incondicional. No hay nada más alentador que oír un aplauso desde la grada cuando haces algo que merece mínimamente la pena, o cuando el rival falla, claro.

Pero vamos al partido. Empezó sin pena ni gloria, con los dos equipos un poco fríos, quizás nosotros un poco más entonados, pero con baja efectividad en general. Un par de buenas jugadas, tiro libre a tablero incluido, hizo que fuésemos un poquito por delante, pero con rentas cortas. Circulábamos el balón con fluidez pero sin peligro, lo que les permitía defensas cómodas y contraataques tras rebotes defensivos. De nuevo, nos manteníamos, pero con un puntito de intensidad por debajo del rival, y eso no suele acabar en nada bueno. Dos tiros libres de Caki con el tiempo finalizado nos llevaron al descanso uno o dos arriba, pero la verdad es que el partido aún estaba por jugar.

Y no empezó nada bien. Nuestra defensa empezó a hacer aguas, sobre todo por la parte exterior, y permitimos muchos tiros cómodos. Pero los tiros cómodos hay que meterlos, y ellos mostraron un acierto impresionante. No las conté, pero creo que llegaron a ocho tiros seguidos sin fallo, entre triples y tiros de cinco metros y eso, por muy sólo que estés, tiene mucho mérito.

Nosotros seguíamos anotando, triples de Pableto incluidos, pero nos costaba un mundo. Hubo una jugada de seis tiros para dos puntos: cuatro de campo, con sus rebotes correspondientes y dos tiros libres. Agotador. Y así se nos fueron en el marcador mientras los gritos del banquillo se mezclaban con la desesperación en la cancha. En el tiempo muerto surgen todo tipo de alternativas defensivas, pero la conclusión final es que es "cuestión de llegar"

Javi, organizando la defensa
La cuarta de Rubén lo obliga a sentarse. La cuarta falta, se entiende. Al salir al campo, veo a Javi nervioso en defensa. Está inquieto. Por el rabillo del ojo veo que que intenta cambiar a 2-1-2 por su cuenta, pero tampoco le convence. Y entonces le da por gritar: "¡Cada uno al suyo!" y todos nos buscamos alguien a quien defender. Si no le gustaba al que escogías, volvía a gritar: "¡A ese no, al otro!". Reconozco que pensé en mandarlo al cuerno, que dejase de jugar a la Play usándonos de mando, pero me di cuenta de que estaba funcionando, así que callé la boca y me dediqué a seguir con aquella Javi-defensa 2-3-2-individual-posicional con ajustes.

Marco, buscando opciones
Los demás también debieron de pensar lo mismo, y aquello empezó a carburar. Los tiros cómodos pasaron a ser buenas penetraciones, pero ahí estaban nuestros big boys para estorbar y la mayoría acabaron con el balón en nuestras manos. Y comenzó la remontada. Con la defensa recuperada, el ataque era más sencillo y hubo atisbos curiosos, como el de Marco peleando en la pintura, capturando su rebote y, al verse como Piolín en Space Jam, sacándola para un gancho a tablero de esos que comen la moral.

Y llegamos apretados. Muy apretados. Todos teníamos hambre de ganar y nadie bajó los brazos. Pero Pableto los levantó más alto que los demás y sin dudar un instante desde el 6.75 dio la puntilla al partido. Rubén hacía la ola mientras aún seguía farfullando: "si no le toqué". Y así ganamos un partido que, de nuevo, podríamos haber perdido justamente pero que también merecimos ganar.

Jornada doble más que productiva, que nos da cierta tranquilidad para seguir haciendo lo que sabemos hacer realmente bien.

  • Otro: ¿Jugar a baloncesto?
  • Yo: No, coño, divertirnos

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