domingo, 12 de marzo de 2017

Amenaza 46 - Red Skins 38

Así me veía antes del partido
Todos sabemos lo bonito que es levantarse con la ilusión de ir a jugar un partido, ¿verdad? Esa sensación de fuerza interior, de seguridad en tí mismo, esa fuente de energía inagotable que te lleva a pensar que puedes volar sobre la cancha. Pues hoy no era ese día. Ni de lejos. Con fiebre y escalofríos, tenía más pinta de ser de esos días en los que te arrastras por la cancha buscando una razón para ir detrás de un balón que se mueve demasiado rápido.

Pero no importa, porque tenía total fe y confianza en el resto del equipo, y allí estaban, valientes y dispuestos: Caki, Marco, Ángel, Pablo, Óscar y Javi. ¡Vaya tropa! Estaba claro que alguno más habría venido bien, pero entre cocidos y otras razones era todo lo que había (y gracias). Y no pintaban nada bien las cosas teniendo en cuenta el poblado banquillo de Red Skins. Iba a tocar sudar, y mucho. Por lo menos los tamaños estaban medianamente equilibrados, y eso siempre es deseable.

Como ya pronosticaba en la previa, el partido se movió bastante por el barrillo. No hubo lugar para lucimientos. Tirando de topicazos, podríamos decir que ganó el menos malo. El comienzo fue perfecto: reunión en el banquillo, estrategia clarificada y saltamos al campo en perfecta formación. Ahora bien, en cuanto se puso el balón en movimiento, la cosa se fue un poco al traste. Nos costaba un mundo meter balones dentro, los tiros fáciles no entraban y ellos tenían un punto de presión con una defensa incómoda que nos estaba poniendo picajosos. Resultado: cada uno a la guerra por su cuenta, o como dicen el fútbol, "tiempo de individualidades".

No nos fue del todo mal, porque ellos tampoco estaban haciendo un gran partido y nuestra defensa estaba bien cerrada y también parecía que estaba tocando las narices. Igualdad total, creo que no hubo diferencias de más de tres o cuatro puntos. En algún momento parecía que las penetraciones y los balones a nuestros pívots empezaban a funcionar, pero un par de triples de Rober trajeron las tablas otra vez hasta el descanso, con dos puntos a nuestro favor.

Amenaza, defendiendo al inicio de la segunda parte
En la segunda parte siguió la empanada. El salto inicial acabó, no sé muy bien cómo, con Miguel solo debajo del aro sin un mínimo amago de defensa por nuestra parte. El más cercano debía de estar a siete metros y sin amago de ir a defender. Yo creo que Miguel llegó a dudar de si estaba atacando el lado correcto de la cancha. El partido se puso más trabado aún, y a los hechos me remito: Óscar en el banquillo por tres faltas en el primer tiempo, Red Skins en bonus a los cinco minutos de segunda parte y dos antideportivas en menos de dos minutos (que desde mi posición no lo fueron). Aunque el partido no fue bronco, tanta interrupción acabó marcando un poco el ritmo.

Ellos subieron una marcha física con su presión defensiva, obligándonos a subir el balón con apoyos y su presión ofensiva con contraataques rápidos a los que nos costaba llegar. A cambio, intentamos seguir moviendo el balón, meter balones dentro y de ahí llegaron nuestros puntos en juego, aunque fueron los tiros libres los que nos mantuvieron a flote y los triples nuestra asignatura pendiente.

Y así, manteniendo diferencias mínimas, llegamos al final del partido. Un par de acciones acertadas nuestras y alguna buena defensa nos permitieron llegar con cuatro puntos de ventaja a los dos últimos minutos. Todo un lujazo después de cómo había ido el partido. En ese momento se impuso la cabeza fría, la mano firme en los tiros libres y en los últimos instantes un par de contraataques que dejaron un resultado un tanto engañoso para lo que realmente fue el partido.

En fin, que me quedo con la victoria, realmente importante para poder levantar un poco la cabeza. Bueno, y con los kilómetros que Javi se tenía que hacer para recibir cada balón. Y con la primera canasta de Óscar, en un arrebato de pura rabia. Y con esta penetración de Caki esquivando contrarios a lo Catherin Zeta-Jones en La Trampa. Y con el modo berserker de Ángel cuando se cansa de circular y se lanza hacia las filas enemigas. Y con el tabique de Pablo, un tipo que juega echándole narices al asunto. Y con la gran cantidad de "peladas" de Marco, que llegaron a ser ... ¿dos?.

Ahora en serio, realmente me quedo con las cañas de después, el único momento en que no me temblaron las rodillas.

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