Siempre rosmo cuando nos cae un partido a las nueve de la mañana de un domingo, pero voy a empezar a verlo casi como una buena noticia. Este finde tocó el sábado de tarde, o más bien de mediodía, porque a las 15:30 estaba programado el pitido inicial. No sé vosotros, pero esa es mi hora de comer. Y se notaba bien que no eran horas, porque por no haber no había ni canastas, que estaban pegaditas al techo durmiendo la siesta. Por algo sería.
Y estas cosas, como no puede ser de otra manera, pasan factura a la convocatoria, ya de por sí mermada por lesiones, sanciones y compromisos familiares. Duras negociaciones para presentar en la pista a Xan, Caki, Pablo y Óscar. El Rubén de la jornada fue para JB, que como baloncestista de pro no se enteró de que jugaba el Celta y apareció justito para el pitido inicial.
A Balbi todo esto se la debía de traer un poco al pairo, porque en ese banquillo había más gente que en la guerra. No los pude contar, pero diez al menos habría. Jóvenes y vigorosos. Sabíamos que iba a tocar sufrir y emplearse a fondo. La estrategia siendo cinco era bastante clara: jugar con cabeza, asegurar los pases y los tiros y medir mucho las faltas en defensa.
Como era de esperar, Balbi salió con defensa individual para cansarnos y meternos presión desde nuestro campo. En otras circunstancias, habría sido demoledora. Pero a pesar de la convocatoria tan corta, teníamos un equipo compensado y el manejo de balón de Caki y Xan, unido a la polivalencia de Pablo, hizo que pudiésemos atacar de forma ordenada. Aún así, jugamos incómodos y nos costaba bastante dar ese último pase a Óscar en la zona, que bregaba como un león la posición para no siempre tener premio.
La contrapartida estaba en defensa: sólidos y bien posicionados. Si medir las faltas tiene algo bueno es que te centras mucho más en defender con el cuerpo, buscando la posición y la antelación al rival. Y en cerrar el rebote, sobre todo en cerrar el rebote. Aún así, metimos varias manos tontas que nos dejaban un poco al límite de faltas para la segunda parte. Eso sí, llegamos al descanso seis arriba.
En el descanso sabíamos que la segunda parte iba a ser más durilla, teniendo en cuenta que las fuerzas ya iban un poco mermadas y que ellos iban a echar el resto. Y así fue, nada más empezar subieron un punto la defensa, apretando con una individual a campo entero de la que nos costaba un mundo salir. Pero ahí seguía Caki de dueño del balón, por lo menos hasta llegar al medio campo. Y ahí la defensa presionante empezó a mostrar su cara amarga: muchas faltas personales. Al ser muchos la cuenta particular no era preocupante, pero pronto entraron en bonus y más de la mitad de nuestros ataques acabaron en la línea de personal. Y ahí perdí la cuenta de los tiros libres que metió Caki, con un porcentaje espectacular y Pablo a la zaga.
Nuestra defensa seguía surtiendo efecto, cada vez más comedida por las faltas, pero firme en el rebote y en las líneas de pase. Y seguíamos con diferencias de ocho o nueve puntos en el marcador. Hasta que llegó el arreón. Un par de triples consecutivos, de esos bien punteados que duelen el cúadruple, y un par de pases mal dados hacen que se apriete el marcador. Lo de pases mal dados, entiéndase como que ya no daban las fuerzas para llegar como hay que llegar.
Sabíamos que este momento iba a llegar, y nos mantenemos en calma. En ataque ampliamos el campo y en defensa echamos el resto. Buscamos tiros cómodos y aprovechamos los tiros libres. Volvemos a recuperar la ventaja en el marcador. El final de partido es un poco loco y en medio del barullo se nos vuelven a acercar, pero la victoria ya no peligra.
Al final, cinco puntos arriba, uno por cada valiente que compareció. Voy a darle dos a Caki por asumir la responsabilidad del balón cuando más quemaba y sacar petróleo de los tiros libres cuando del aire ya no había nada que sacar. Otro para Pablo, que igual se hacía cargo del balón que del rebote. Otro para Xan, con sus dos triplazos y su canastón en el momento crítico tras hacer volar a tres defensores que espero ver en los highlights de la jornada. Y el otro para Óscar, todo el partido luchando por una posición a la que no llegaban los balones, palmeando todos los rebotes de los pocos tiros libres que no entraron. El que falló los dos tiros libres cuando más hacían falta se queda sin puntos, que se fastidie.
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