Y llega el primer partido del año. Ya pasaron los Reyes y toca estrenar esas zapatillas nuevas que nos trajeron (o esos gayumbos) Pero lo primero que hay que estrenar es el soporte del GPS para llegar al pabellón de Sárdoma. Por ir sobre aviso no mejora la cosa: frío y vetusto, siendo benevolente, con ese suelo de cemento que hace temblar las rodillas y unos aros que estallaban con cada tiro que no entra limpio. Tengo mis dudas que el hombre que estaba de mesa haya sobrevivido sin un brasero.
Aún así, la convocatoria es mejor de lo esperado: Caki, Pablo, Marco, Cami, JB, Óscar, Javi y Nando. Algunos en mejor condiciones que otros, eso sí hay que decirlo, pero todos con muchas ganas de darlo todo. O casi todo. O un parte. La victoria de Hound sobre Marrajos en el partido anterior nos mete presión para no quedar descolgados, así que salimos enchufados.
Jugada de tiralíneas, con Javi ganando el salto y Cami asistiendo a la carrera de Caki. Segunda jugada, robo y contraataque de Cami. Esto marcha. Tenemos ventaja de altura en la zona, con lo cual parece claro como tenemos que jugar. Pues no. Nos liamos de mala manera y no acabamos de carburar. Los puntos llegan, pero no tan rápido como deberían de llegar. Y en defensa no llegamos a los tiros. Volvemos a caer en el error de hacer todos los cambios a la vez, y en un pabellón tan frío se nota un poquito más si cabe. Errores en los pases, balones perdidos. Nos hace falta un triple en la última jugada de la primera parte para irnos uno arriba al descanso (21-20).
La reanudación cambia un poco el estilo. Empezamos a mover mejor el balón y conseguimos llegar a los hombre interiores. La efectividad no es espectacular, pero los rebotes en ataque nos dan segundas oportunidades y los puntos van llegando. Algún triple también cae. En defensa seguimos teniendo problemas con los tiros, así que las diferencias son cortas: cuatro puntos en el primer tiempo muerto, un poco antes de la mitad de la segunda parte.
Nos ponemos un poco más las pilas en defensa, subimos un poco las líneas y empezamos a robar balones, que acaban en carreras de Cami al contraataque. Vamos cogiendo un poco de ventaja. Ellos cambian la defensa a individual, y tras un primer ataque de patio de colegio, Pablo pide tiempo muerto por vergüenza ajena y nos asentamos.
A partir de ahí, el partido se resuelve en acciones individuales, con varias penetraciones de Caki que nos llevan a un resultado final que no refleja demasiado bien el devenir de la mayor parte del partido. Ahora a seguir, a ver si bajamos los turrones antes de que llegue el calor.
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