domingo, 13 de mayo de 2018

Marrajos 55 - Amenaza 37

Espectacular convocatoria. Lo que me encanta de este equipo es que cuando las circunstancias lo requieren, todo el mundo responde. No hay nada más motivante que verlos llegar, uno por uno, dispuestos a darlo todo, a vaciarse, a dejar hasta el último aliento en la batalla. Y vaya si dimos batalla. Se recordará durante mucho tiempo.

Hablo de la cena, claro, porque la convocatoria para el partido del día siguiente fue bastante consecuente con la noche anterior: Marco, Kaki, Pablo, Dani, Rubén y yo. Había alguno que sólo podía abrir un ojo. Y otros que hasta con los dos abiertos no veíamos mucho. Pero allí estábamos. Enfrente, Marrajos. Cada vez que me daba la vuelta veía llegar a uno más, así que al final, quitando al Leo y a Darío, creo que estaba el equipo al completo. Podría decirse que era una pachanga, pero con la tercera plaza en juego, y sobre todo con el honor en liza, estaba claro que nadie iba a reservarse.

Empezamos dubitativos, tal vez un poco fríos y conscientes de que teníamos que dosificar las fuerzas si queríamos conseguir algo. La consigna, era clara, mover el balón, buscar a Rubén y empezar desde ahí. No nos va del todo mal, y vamos más o menos parejos en el marcador durante los 15 primeros minutos.

Al final de la primera parte empieza a hacer mella en cansancio y aunque rotamos bien el cambio que tenemos el aire empieza a faltar. Las faltas tampoco ayudan, y la tercera de Rubén lo manda al banco por precaución. Sin referencia clara en la zona, intentamos ganar en movilidad y forzamos penetraciones, pero no son suficientes para contrarrestar su tiro exterior y nos vamos al descanso 9 abajo.

En el descanso nos conjuramos para intentar mantener el tipo y llegar al final con opciones, pero el inicio es demoledor. Aprietan el partido físicamente, sobre todo en defensa, y de las faltas que nos hacen no conseguimos sacar nada por los fallos en los tiros libres. El resto de opciones tampoco nos funcionan demasiado, mientras ellos consiguen anotar con fluidez, gracias en parte a segundas oportunidades que les damos al no cerrar bien el rebote.

Y ahí ya nos dejamos ir, olvidamos el resultado y nos centramos en disfrutar de los minutos que quedan. El marcador es claro y refleja lo que pasó en el campo, pero para mí quedará el sudor de los seis valientes que se plantificaron en Teis sin miedo a nada y dopados de ossobuco y 1906.

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