lunes, 23 de octubre de 2017

Amenaza 51 - Basket Hound 52

Primera jornada doble del año. Como somos un dechado de virtudes físicas, estamos en nuestra salsa. Además, jugamos a las cuatro de la tarde, la hora perfecta para hacer una comida ligera y empezar la Operación Turrón. La pista elegida es el Carmen. La palabra que me viene a la mente al entrar es "vetusta": cemento pintado, variado de líneas descoloridas y una capa de polvo en los tableros que no deja ver el cuadrado. Eso sí, los aros muy agradecidos. Y se nota que llevaba tiempo sin usarse porque el reloj del marcador no funcionaba. Y jugar sin saber lo que queda despista bastante.


El rival es Basket Hound: en los pocos partidos que llevamos parece que no están carburando demasiado, pero sabemos de lo que son capaces, y recordamos claramente que el año pasado no fuimos capaces de ganarles un solo partido, incluso ganando alguno por 17. Pero aquí no se arredra nadie, y a pesar de las inclemencias, la convocatoria es más que lucida: Caki, Marco, Ángel, Dani, Pablo, Javi, Rubén y yo. Vaya ocho patas para un banco.

Balón al aire, y empezamos a rodar. Para ser la hora que es, el partido empieza fluido. Por nuestra parte, el bol de pasas y nueces de Ángel surte efecto y enchufa 9 de los primeros 11 puntos, con un triple sin ángulo a tablero incluido que quitó un poco el polvo acumulado. En la otra canasta, nuestra defensa del tiro exterior hace aguas por todas partes: no llegamos a los tiros y nos mantienen el pulso a base de triples. Hay gritos, cambios de estrategia, pero sigue todo más o menos igual y llegamos al descanso tres abajo (24-27)

El descanso, para variar, nos sienta mal. Empieza el segundo tiempo sin nosotros en pista y en tres o cuatro jugadas consiguen un colchón de siete puntos. En otros partidos habría sido fatal, pero en éste las anotaciones eran fluidas y sabíamos que quedaba mucho por remar. Así las cosas, subimos un poco las líneas en defensa para cortar su tiro y funcionó bastante bien, pero entre un par de veces que nos ganaron la espalda y alguna defensa con la mirada que permitió canasta fácil, la diferencia se mantuvo. Además, no estuvimos finos en el tiro libre.

Pero llegó el arreón: un poco de defensa, volver a meter balones dentro, un par de penetraciones y un poco más de acierto desde la línea de personal nos llevó a un parcial de 9-0 que nos ponía por delante, aunque fuera por poquito, en el marcador. Intercambio de canastas, algún tiro libre fallado y llegamos dos abajo con posesión al último minuto. Y digo último minuto por aproximación, porque sin reloj eran los gritos de Marco desde la mesa lo único que nos daba alguna pista.

De hecho, en ese ataque Javi cree que se acaba el partido y lanza un triple forzado que no entra. Cogen el rebote y optamos por defender fuerte sin faltas. La defensa funciona y su penetración forzada no entra, pero perdemos el rebote y tenemos que hacer falta rápida para llevarlos a la línea. Fallan los dos tiros, y nos queda un ataque de unos 15 segundos. Subimos rápido, balón a Pablo para el triple que no entra, pero Javi coge el rebote y anota de dos. Nos vamos a la prórroga.

Mientras pensamos en el tiempo de descuento, porque sólo quedaban un par de segundos, sacan el balón y, sin saber muy bien cómo, se pita una falta en el medio del campo y sobre la bocina. Bueno, la inexistente bocina. Difícil saber si fue falta, difícil saber si fue en tiempo, pero se encuentran con dos tiros libres (estábamos en bonus) y con el crono en cero. Es decir, una falta sobre la bocina sin tiempo de reacción. Meten el primero y fin del partido. Uno abajo y a la ducha.

Eso sí, nada rompe el buen ambiente y la alegría. En el vestuario, todo el jolgorio y algarabía, y un cántico coral resuena en el Carmen: "A segunda, oeeee"

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