Y para hacerlo posible, se entablaron negociaciones al más alto nivel, se embadurnaron en Voltarén rodillas, muslos y codos y se buscaron equipaciones debajo de las piedras. La convocatoria hacía saltar las lágrimas: Caki, Marco, Ángel, Camilo, Pablo, Coki, Óscar, Javi, Rubén y yo. Esta vez no iba a ser por falta de gente. En Centolos también estaban diez, con lo que la rueda de calentamiento parecía hasta algo serio. Un poco más serio de un lado que de otro porque ellos iban perfectamente uniformados y nosotros con nuestra segunda equipación de Desigual, que iba del amarillo fosforito al azul, mención aparte del patrocinio de Deutsche Bank en la camiseta de Óscar.
Pero todos sabíamos que los colores no ganan partidos, así que nos lanzamos a la pista. Y empezamos bien, anotando con fluidez, con buenas transiciones, movimiento de balón y cabeciña. Pero los de enfrente, con un triple en suspensión en la primera jugada, nos dejaron claro que iba a haber que sudar cada punto y cada rebote. Y vaya si sudamos. En la piernas se notaba el partido del día anterior, pero se compensaba con movimiento de banquillo y un puntito de rabia. Ellos están igual. Perdemos a Coki por un pinchazo en el gemelo, y Centolos tiene que sentar también a un lesionado. Hasta en la mala suerte estuvimos igualados. Yo creo que el la primera parte no hubo diferencias de más de cuatro puntos, y llegamos dos arriba a los últimos treinta segundos.
La defensa es buena, pero ellos no son malos y anotan. Quedan 8 segundos. Grito clásico: "¡sacamos rápido!". Y lo hacemos a la velocidad del rayo. Eso sí, directo a sus manos, tiro cómodo y canasta fácil. Nos vamos al descanso dos abajo y con la firma convicción de que las últimas jugadas no son lo nuestro. Propondremos tiempos de 24:50, a ver si cuela. Lo que tampoco es lo nuestro son los inicios de la segunda parte. Un triple nada más salir nos pone cinco abajo, que creo que fue la máxima diferencia del partido.
Nos recuperamos pronto, y jugamos una segunda parte que hasta me atrevería a calificar como bonita. Abrimos el juego a las esquinas para contrarrestar su 2-3 y eso nos permitió hacer huecos en el medio para que Rubén hiciera de las suyas. Las piernas de Camilo iban un punto por encima de las demás y sus contraataques nos dieron mucho oxígeno. Si el poste alto no estorbaba, las penetraciones de Caki hacían mucho daño. Los tiros libres mucho más finos y hubo varios 2+1 de Caki y Rubén. Además, un par de triples de Pablo, ya no se podía pedir mucho más. Ni nada menos, porque Centolos robaba y contraatacaba, tiraba de fuera y se fajaba en la pintura.
¡Caja más uno! |
Entre el +2 y el -2 se movió toda la segunda parte. La colosal brega de Óscar en la defensa de la pintura pasa factura y lo perdemos por cinco faltas. Y llegamos al final ajustado, aunque con ligera ventaja para nosotros. Los dos equipos intentamos defender intenso y sin faltas, pero a ninguno nos funciona demasiado bien y el partido se va en los tiros libres. Ahí tenemos más oportunidades y estamos más acertados, incluso Pablo tuvo tres tiros.
Final del partido y siete arriba, lo cual no refleja para nada la enorme igualdad de un partido vistoso y alegre, de los que da gusto jugar, y contra un equipo que estoy seguro de que va a dar mucho que hablar este año. Por nuestra parte, por fin una victoria y la satisfacción de haber metido 108 puntos este fin de semana, que no está nada mal.