Partido en Bembrive. Tengo que reconocer que me gusta el pabellón, pero tiene un par de detalles un poco extraños. Primero, que han cambiado los banquillos de sitio y nos alejan de las masas enfervorecidas que suelen venir a nuestros partidos. Eso, y que al estar debajo de los marcadores no hay forma de ver el resultado sin levantarte. La segunda son los vestuarios: siete duchas y un banco de poco más de dos metros. Sin contar las bolsas, menos de 40 cm por cintura. Ni que fuésemos bailarinas de ballet.
Cambiándonos en el banco del vestuario |
El rival, más que conocido. Prácticament las mismas caras en ambos lados, así que ya teníamos todos bastante claro por donde iban a ir los tiros. Y los tiros fueron bastante desacertados, como corresponde a un primer partido de temporada. Convocatoria ajustada, pero solvente: Ángel, Pablo, Simón, Nando, Marco, Óscar y yo. A mediados de la primera parte le entra la envidia a Kaki y hace acto de presencia.
A falta de base puro, tiramos de ese jugador que tenemos capaz de jugar en todas las posiciones, es decir, subida de balón colaborativa con Pablo de referente. Jugamos un poquito a ralentí, sin alardes, con bastantes tiros fallados. Sólo Óscar matenía el tipo y nos llevaba en volandas al inicio. Menos mal que del otro lado tampoco andaban demasiado finos. Prueba de ello fue el pírrico 19-18 al descanso: uno arriba por aquello del rollo psicológico, pero como si hubiese que empezar de cero.
Ya con Kaki a los mandos, la segunda parte fue otra historia: empiezan a entrar los tiros, con triples incluidos y conseguimos hilar alguna jugada con más de dos pases. Esto marcha. Los Marrajos también empiezan a afinar, con sus típicos contraataques y bastantes jugadas de canasta y adicional. Podemos decir que va lo comido por lo servido, pero tenemos mejores sensaciones y nos ponemos por delante. Tampoco mucho, eso sí, cuatro o cinco puntos, pero tal y como iban las cosas era buena noticia.
En ese momento cambian su defensa a individual y se nos acaban las pilas. El juego de corte y bloqueo no nos sale y nos somos capaces de buscar las ventajas individuales. El juego se acelera y hay faltas de ambos lados, pero mientras nosotros fallamos los tiros libres, ellos siguen con rachas de 2+1 y hasta un 3+1. A falta de 3 minutos aún íbamos uno arriba, pero un par de pérdidas hicieron que acabásemos por debajo y jugando a la desesperada, con lo que nos cayeron un par contraataque más que nos llevaron al resultado final.
Habrá que ir afinando sensaciones, recuperando efectivos y ampliando pulmones, pero aún queda guerra.